Hace años que la externalización de servicios parecía ser la panacea para evitar problemas con los trabajadores y asegurarnos un cumplimiento de las obligaciones más que correcto, a cambio de un desembolso económico a veces no tan razonable como se esperaría. Estábamos en épocas de bonanza y no teníamos que preocuparnos del gasto como ahora sino, simplemente, de recibir un servicio de calidad al precio que fuera.
Esta semana he podido leer la noticia de varias empresas que están en proceso de internalización de servicios, con el fin de
reducir sus facturas mensuales. Por un lado se hacían insostenibles los contratos ajustando los precios por debajo de lo necesario para mantener una prestación adecuada, y por otro se debe reubicar al personal interno que ha visto reducida su carga de trabajo, y que deben adaptarse a nuevas tareas. Estos dos factores han llevado a los departamentos de Administración y de RRHH a tomar la decisión de darle una vuelta de tuerca a sus contratas y prescindir de muchas de ellas, con el consiguiente ahorro.
Esta semana he podido leer la noticia de varias empresas que están en proceso de internalización de servicios, con el fin de
reducir sus facturas mensuales. Por un lado se hacían insostenibles los contratos ajustando los precios por debajo de lo necesario para mantener una prestación adecuada, y por otro se debe reubicar al personal interno que ha visto reducida su carga de trabajo, y que deben adaptarse a nuevas tareas. Estos dos factores han llevado a los departamentos de Administración y de RRHH a tomar la decisión de darle una vuelta de tuerca a sus contratas y prescindir de muchas de ellas, con el consiguiente ahorro.
Pensando, por ejemplo, en una contrata de limpieza o de mantenimiento, analicemos los pros y contras que podríamos detectar:
PROS:
Es evidente que el principal beneficio es el ahorro del margen que establecen los proveedores, ya que vamos a asumir solo el coste de los trabajadores y material. Además la desvinculación del personal de la contrata nos permite reajustar la plantilla y, haciendo un estudio de puestos, poder reubicar a nuestros trabajadores en las tareas realizadas por las contratas sin asumir despidos.
CONTRAS:
En contra nos vamos a encontrar con que el trabajo se va a realizar por personal no acostumbrado a las tareas, y asumiremos el control de un servicio en el que no somos expertos, con los posibles gastos en exceso de compras de material, por ejemplo. Asumiremos también la responsabilidad sobre el personal, tarea que recaía anteriormente en la contrata, con todos los problemas que ello conlleva. Y no debemos olvidarnos del riesgo de ser demandados por los trabajadores, los cuales nos podrían reclamar el puesto de trabajo en base a la sucesión o subrogación empresarial. Aunque si finalizamos correctamente es complicado salir perdiendo, el riesgo lo debemos tener en cuenta.
Vistos los pros y los contras se hace difícil decidir si la rescisión de los contratos con las empresas que prestan servicios es una decisión acertada. Está claro que vamos a ahorrar una cantidad de dinero importante, pero a cambio de hacer un gran esfuerzo, necesario por otra parte, para adaptarnos a las nuevas labores y servicios que tendremos que asumir en nuestra empresa. Este es el momento en el que se debe valorizar económicamente al capital humano y al desarrollo de sus tareas para valorar si la decisión de internalizar los servicios es tan acertada como a simple vista parece.
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